El texto del Evangelio de hoy es un breve pasaje de transición entre dos secciones del Evangelio de Marcos, sin embargo, es un texto que manifiesta la soberanía de Jesús, su auto-revelación gradual como Hijo de Dios, sobre todas las cosas visibles e invisibles en la tierra y en el más allá. El pasaje puede dividirse en dos partes principales. En la primera, Jesús sana a muchas personas ante una muchedumbre constituida por «un gran número de personas». En la segunda, Jesús manifiesta su autoridad sobre los demonios que exclaman a gritos que él es el Hijo de Dios.
Marcos va mostrando progresivamente cómo se intensifican las reacciones de aquellos que «oyen» lo que Jesús hace. La repetición por «un gran número de personas» de las palabras de Jesús aparece en contraste con la reacción de los fariseos y herodianos que lo habían rechazado (Mc 3:6). Además, la proveniencia geográfica del «gran número de personas» manifiesta una afirmación expansiva de Jesús en medio del mundo de los gentiles.
Finalmente, es interesante señalar que no todo resulta tan fácil, Aunque haya una respuesta positiva hacia Jesús, también aparece el miedo de que la multitud pueda «aplastar» a Jesús. Tal vez, esto señala ya el cambio del entusiasmo y los elogios de la muchedumbre en los episodios de curaciones al momento de los gritos diciendo «Crucifícalo» (Mc 15:13-14). Sin embargo, el cristiano puede sentirse reconfortado por estos versículos porque en medio de cada acción, es Jesús quien tiene el control de la situación (es él quien se aparta, quien cura, quien dice, quien advierte) y afirma quien la muchedumbre no lo va a aplastar. También tiene una importancia especial la orden a los demonios para que no revelen su identidad (el secreto mesiánico), porque Jesús sólo puede ser reconocido y comprendido desde la perspectiva de su cruz y resurrección.